En el colegio, es común que los niños excluyan o menosprecien a aquellos que son diferentes. Desde muy pequeños, deciden aislar al débil o divertirse a su costa, aprovechando el respaldo del grupo. Pero lo preocupante es que, en muchas ocasiones, los padres del acosador desconocen las acciones de su hijo.
Según José Antonio Luengo, psicólogo y profesor de la Universidad Camilo José Cela, para que exista acoso escolar deben cumplirse tres características: intencionalidad, reiteración y la creación de una jerarquía que permita al acosador hacer daño con la colaboración de otros.
¿En qué se caracteriza un Bully?
En cuanto a quiénes son los acosadores, Luengo explica que no existe un perfil concreto. Generalmente, son personas con falta de empatía y compasión, que no muestran preocupación sincera por los demás. También destacan por su habilidad para relacionarse con los demás y su capacidad de influencia.
Estos acosadores no suelen ser estudiantes problemáticos, sino que forman parte de un grupo popular y se consideran en la cima de la jerarquía. A menudo, se esconden detrás de una apariencia amable y simpática, pero en realidad esconden una personalidad egoísta.
La superioridad siempre está presente en sus acciones. Aunque muchas veces afirman no saber por qué lo hacen, en realidad es porque perciben al otro como diferente, un perdedor o alguien que se lo merece. Lo más triste es que disfrutan de la violencia y del sufrimiento ajeno como si fuera un entretenimiento.
¿Cómo detectar que tu hijo hace bullying a otros niños?
Detectar a un hijo acosador no es fácil. Hay que prestar atención a ciertos comentarios de desprecio o referencias a situaciones en la escuela. Sin embargo, el perfil de un acosador suele estar oculto, lo que dificulta la responsabilización de los padres.
Desde los grupos de apoyo en las escuelas, se enfatiza la importancia de sensibilizar sobre estos casos y hablar sobre la personalidad de los alumnos para detectar estos comportamientos y alertar a los padres.
Cuando se descubre que un hijo es acosador, las reacciones son diversas. Algunos padres comprenden la situación y se muestran dispuestos a ayudar, mientras que otros lo niegan y enfrentan a los educadores, argumentando que su hijo no es un criminal. En estos casos, es necesario considerar a los padres también como víctimas que necesitan apoyo.
La buena noticia es que existen acciones terapéuticas para tratar la maldad y corregirla. Es necesario brindar apoyo a los acosadores para evitar que continúen con este tipo de comportamientos en la edad adulta.
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