Ana de nadie

Para casarse hacen falta, dos personas y sobre todo mucho estilo. Sí, porque cuando se va a dar el ‘sí’, para toda la vida, ese recuerdo debe verse siempre como el primer día. Eso lo tenían claro Luciano y Violeta, quienes decidieron casarse, por fin, pero también hacerlo cómo ambos se merecían, con clase, estilo y sobre todo mucho amor.  

No hay edad para el amor, menos si ese amor es el de Ana y Joaquín, quienes están destinados a estar juntos y ellos lo han dejado saber en cada paso que han dado en nombre de su relación.  

Y es que para Ana no ha sido fácil todo lo que ha vivido, pero ha conseguido en Joaquín, ese hombre ese amor, esa confianza y quiere tenerla con ella para siempre. Se lo hizo saber a Horacio y también a Joaquín.  

 Al final, Violeta entendió que el amor para siempre sí se puede salir a buscar, que muchas veces ni siquiera eso, porque ese amor puede ser el de los 16 años, con el que te inventaste una vida y que además lograste cumplirla.  

Desde que Orina, su hija los vio intentando remediar las cosas de la peor manera, buscó la forma para que estuvieran juntos y se dijeran lo que sentían, por eso ese “encerrón” en su casa sirvió, no solo para eso, sino también para que dejaran que el amor hablara.  

Se sabe que cuando alguien rompe en corazón de otra persona desde la infidelidad no hay vuelta atrás. Pero quien no lo tenía claro era Horacio, quien pensó que pese a todos los errores que cometió con Ana, ella querría aún pasar el resto de su vida con él.  

Dolores ha partido y esto ha dejado un gran dolor en la familia, pues cada miembro de la familia, a su manera le tenía un amor especial, y ella a ellos, pese a todo lo que un día llegó a ser, entendió que la familia siempre estará de su lado.  

Pero fueron esos últimos días de Dolores os que hicieron recapacitar en ella ese amor y ese corazón que sabía que latía por su familia, incluso dejó saber a sus hijas y nietos que por ellos todo y que, aunque no se lo dijo muchas veces, estaba muy orgullosa de cada uno de ellos.  

En esta producción ninguna historia está terminada ni contada hasta el final, es por eso que cada noche los personajes harán saber situaciones y momentos que le agregarán más a esta gran producción en la que cada uno juega un papel fundamental.  

Y en esa línea de papeles importantes está el de doña Dolores, quien desde el inicio ha sido un poco complicada su relación con sus hijas, pero destacada la relación que ella tiene con su yerno Horacio a quien ama.  

La historia laboral de Horacio (Jorge Enrique Abello) cambió y aunque muchos quieren ver que no es una gran oportunidad, sí lo es, sobre todo porque él estaba perdido y no tenía muchas salidas, por no decir ninguna.  

Que su hija Emma haya decidido tomar las riendas de la empresa, hacer alianzas con la empresa de Luciano para salvar la de su padre y evitar que todo se fuera a la nada, ha hecho que Horacio entienda que pese a todo el daño que hizo no solo a Ana, sino también a sus hijos, a su empresa, nadie está dispuesto a devolverle con la misma moneda.  

Desde el capítulo de ayer Magdalena dejó una cosa clara, y es que recuperar su relación con Joaquín es su mayor prioridad, sobre todo porque quiere aprovechar que están viviendo juntos, que su hijo está feliz en su casa y otros detalles que él hizo de buena fe y ella está interpretando a su modo.  

Es tanto el empeño de Magdalena por lograrlo, que decidió verse con Horacio para que juntos logran separar a Ana de Joaquín y así, cada uno fuera feliz de nuevo con sus parejas, pero Horacio le dejó claro que no piensa participar en nada.  

Magdalena se las quiere jugar todas por el amor de Joaquín, pues ella considera que al regresar de Panamá y con la ayuda de él, quien la salvó de la relación en la que estaba, podría haber oportunidad para que regresen.  

Sí, Magdalena asegura que su relación con Joaquín tiene futuro y si ella aprovecha ahora que están en su casa, todo podría salir muy bien. Pero esta es su mente, porque en la realidad Joaquín está con Ana y aunque no están del todo bien por la situación de Horacio, ellos tienen mucha fe en su amor.  

El amor del abuelo materno es de esos que no se explica, de esos que nace y que crece sin medida ni control porque se crea ese vínculo natural, espontaneo, mutuo. Horacio lo aprendió en el capítulo de hoy.  

Sí, en la escena de esta noche más de uno dejó salir sus lágrimas porque Horacio no solo regresó a su casa, sino que decidió hacer conversación con cada uno de sus hijos y saber cómo estaba su vida, cómo estaban en esos nuevos retos que se habían conseguido.