Un estudio realizado por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha arrojado datos reveladores sobre la relación entre los factores de riesgo cardiovascular y las enfermedades cerebrales, como el alzhéimer. El estudio confirma la importancia de controlar factores como la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo para cuidar la salud cardiovascular y prevenir el desarrollo de enfermedades cerebrales. Los resultados de la investigación han sido publicados en The Lancet Healthy Longevity.
El estudio señala que la aterosclerosis, que se caracteriza por la acumulación de placas de grasa en las arterias, y sus factores de riesgo asociados son las principales causas de enfermedad cardiovascular, pero también están implicados en alteraciones cerebrales típicas del alzhéimer, la causa más común. de demencia. Esto resalta la importancia de tomar medidas para controlar los factores de riesgo cardiovascular desde edades tempranas.
El director general del CNIC, Valentín Fuster, uno de los autores principales del estudio, destaca que esta información abre la posibilidad de intervenir sobre los trastornos cardiovasculares, que son modificables, para prevenir el desarrollo de demencias, para las cuales aún no existe un tratamiento. efectivo en muchos pacientes. Fuster subraya la importancia de adquirir hábitos saludables desde edades jóvenes para cuidar tanto la salud cardiovascular como la salud cerebral.
Estos son los factores de riesgo que reveló el estudio
La investigación realizada en 2021 por los investigadores del CNIC reveló que la presencia de factores de riesgo cardiovascular y de aterosclerosis subclínica en las arterias carótidas, que suministran sangre al cerebro, estaba asociada a un menor metabolismo de glucosa cerebral en individuos aparentemente sanos de 50 años.
Este metabolismo cerebral se considera un indicador de la salud del cerebro. El estudio, que incluyó a más de 4.000 participantes asintomáticos de mediana edad, ha seguido a estos individuos durante cinco años y ha encontrado que aquellos que mantienen un riesgo cardiovascular elevado presentan una disminución aún mayor del metabolismo cerebral.