Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la principal causa de muerte en mujeres a nivel mundial. En América, se registraron casi 500,000 casos de esta enfermedad en el año 2020, con más de cien mil mujeres fallecidas a causa de ella.
¿Qué es y para qué sirve la mamografía?
Ante esta situación, es fundamental realizar exámenes médicos preventivos de manera periódica. El más eficaz es la mamografía, una radiografía de máxima calidad y resolución que permite detectar cambios en el tejido mamario.
La mamografía puede identificar la presencia de nódulos y microcalcificaciones, lo que genera sospechas de la enfermedad. De esta manera, se puede realizar una detección precoz y aumentar las posibilidades de curación a través de los diferentes tratamientos contra el cáncer.
El médico Alexandre Pupo, jefe del servicio de mastología del Hospital Sirio-Libanés de São Paulo, destaca que la mamografía puede detectar alteraciones precursoras del cáncer de mama, incluso antes de la aparición de un nódulo sólido.
¿A qué edad es recomendable realizar la mamografía?
Es recomendable que las mujeres comiencen a realizar este examen a partir de los 40 años y lo repitan anualmente hasta los 74 años. Sin embargo, si existen antecedentes familiares de cáncer de mama, se recomienda iniciar los chequeos a partir de los 35 años o incluso antes.
Además de la mamografía, existen otras pruebas que pueden ayudar a prevenir el cáncer de mama. Una de ellas es la ecografía mamaria, que utiliza ondas de sonido para identificar la diferencia entre un nódulo sólido y un quiste mamario. Es especialmente útil en mujeres con mamas densas y se recomienda realizarla a partir de los 25 años, sobre todo si existe un riesgo elevado de padecer la enfermedad.
Otras pruebas que ayudan a prevenir el cáncer de mama
La palpación mamaria, también conocida como autoexamen o autoexploración, es otra herramienta preventiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este método solo puede detectar lesiones de mayor tamaño y no es tan preciso como la mamografía. La palpación se recomienda realizarla de forma regular, pero no sustituye a los exámenes médicos.
Por último, la resonancia magnética es una prueba complementaria que se utiliza para evaluar la necesidad de una cirugía más extensa en casos de riesgo extremadamente alto, como mujeres con antecedentes familiares de cáncer de mama o con mutaciones genéticas asociadas a esta enfermedad. No se recomienda su uso de forma preventiva en la población general.
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