Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una alimentación saludable debe incluir la ingesta de carnes magras, y el pollo se considera una de ellas. Sin embargo, la piel del pollo ha sido señalada como la parte menos saludable y se han mencionado diversas consecuencias para aquellos que la consumen.
Especialistas en el tema de nutrición, señalan que el pollo es un alimento rico en proteínas y otras propiedades que aportan beneficios en la alimentación, además afirman que aproximadamente el 70% de la composición del pollo es agua. No obstante, la grasa se concentra en la piel, lo que ha llevado a que se recomiende reducir su consumo para evitar un alto contenido de grasas en la dieta.
¿Por qué no es recomendable comer la piel del pollo?
La piel del pollo está compuesta en un 32% de grasa, su consumo incrementa considerablemente la ingesta calórica, lo que aumenta el riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad a largo plazo. Por lo tanto, consumir pollo con piel puede ser perjudicial para aquellos que buscan mantener un peso saludable.
Es importante mencionar que esta capa que recubre al pollo también aporta nutrientes esenciales para el organismo, por lo que si se consume de forma moderada puede ser una fuente de grasas naturales. Lo anterior no aplica para aquella personas que padecen enfermedades cardiovasculares o problemas de colesterol, pues lo aconsejable es evitar su consumo y optar por otras fuentes alimenticias.
¿Cómo se recomienda preparar el pollo?
La preparación del pollo también juega un papel importante en el valor nutricional final de cada comida, es por eso que se considera más saludable si se consume asado, ya que de esta manera la grasa se desprende y no se ingiere en grandes cantidades. Por el contrario, al freír el pollo, la piel retiene la grasa, lo que puede aumentar los riesgos para la salud.
Por último, se debe tener en cuenta que si bien la piel del pollo no es perjudicial por sí solo, es importante considerar los excesos y la forma en que se cocina.
