El hierro es crucial para la producción de glóbulos rojos, los cuales transportan oxígeno a los tejidos corporales.
La falta de hierro en la alimentación es la principal causa de la anemia. Durante períodos de rápido crecimiento, como en los primeros años de vida, se requiere aún más hierro.
La necesidad del hierro en los niños más pequeños
Los bebés nacen con reservas de hierro en sus cuerpos, pero debido a su rápido crecimiento, necesitan absorber una gran cantidad de hierro diariamente. Por lo tanto, la anemia ferropénica es más común en bebés de 9 a 24 meses de edad.
Es importante destacar que los bebés amamantados requieren menos hierro, ya que este se absorbe mejor a través de la leche materna. Sin embargo, si el bebé no es amamantado, es necesario que la leche maternizada esté fortificada con hierro para asegurar un adecuado suministro del mineral.
Por otro lado, los bebés menores de 12 meses que consumen leche de vaca en lugar de leche materna o maternizada enriquecida con hierro tienen un mayor riesgo de desarrollar anemia. Esto se debe a que la leche de vaca puede causar pequeñas pérdidas de sangre en los intestinos y dificultar la absorción de hierro por parte del cuerpo.
Además, los niños mayores de 12 meses que consumen demasiada leche de vaca sin una alimentación balanceada pueden presentar anemia si no obtienen suficiente hierro de otros alimentos saludables.
Los síntomas que podrían ser signos de alarma
Es importante tener en cuenta que la anemia leve puede no presentar síntomas. Sin embargo, a medida que los niveles de hierro y los conteos sanguíneos disminuyen, los bebés y niños pequeños pueden experimentar:
- Fatiga o debilidad
- Piel pálida o amarillenta
- Dificultad para concentrarse o aprender
- Irritabilidad o cambios de humor
- Falta de apetito
En casos de anemia más grave, los síntomas pueden incluir:
- Mareos o desmayos
- Latidos cardíacos rápidos o irregulares
- Dificultad para respirar
- Manos y pies fríos
Ante la sospecha de anemia, se recomienda realizar un examen físico y una prueba de sangre para verificar los niveles de hierro en el cuerpo. Detectar y tratar la anemia ferropénica a tiempo es fundamental para garantizar el adecuado crecimiento y desarrollo de los bebés y niños pequeños.