Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, aproximadamente un millón de personas se enferman cada año debido al consumo de carne contaminada de ave, como el pollo.
Siga estas recomendaciones para evitar riesgos alimentarios
Para evitar la intoxicación alimentaria, es importante conocer las medidas adecuadas para manipular y cocinar el pollo de manera segura.
Una de las recomendaciones clave es utilizar un termómetro de alimentos para asegurarse de que el pollo se cocine a una temperatura interna segura de 165°F. Además, es importante mantener el pollo crudo y sus jugos separados de otros alimentos listos para consumir, como ensaladas y alimentos cocidos. De esta forma, se evita la contaminación cruzada.
Es fundamental recordar que el pollo crudo no necesita ser lavado antes de su cocción. Incluso, según un estudio del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), lavar el pollo puede propagar los microbios en el fregadero. Sin embargo, si se decide lavar el pollo, se debe hacer de manera segura, evitando salpicaduras y desinfectando el área después.
Además, se recomienda lavarse las manos antes y después de manipular el pollo crudo, utilizar tablas de cortar diferentes para el pollo y los demás alimentos, y limpiar adecuadamente los utensilios y superficies de cocina después de preparar el pollo.
Los peligros que hay en el pollo mal cocido
El pollo es una opción nutritiva cuando se cocina correctamente, pero el consumo de pollo crudo o mal cocido puede estar asociado con enfermedades transmitidas por los alimentos causadas por microbios como Campylobacter, Salmonella y Clostridium perfringens. Por eso, es importante seguir estas medidas de seguridad alimentaria.
Si se toman las precauciones adecuadas al manipular y cocinar el pollo, se reduce considerablemente el riesgo de intoxicación alimentaria. Recuerde utilizar un termómetro de alimentos, mantener el pollo crudo alejado de otros alimentos, lavarse las manos y utensilios de cocina, y seguir las recomendaciones de cocción adecuada. La seguridad alimentaria es fundamental para proteger la salud y prevenir enfermedades.