Los niños pequeños suelen experimentar arrebatos de ira y frustración que pueden manifestarse en conductas agresivas como golpear, morder o pelear. Ante esta situación, es importante que los padres adopten estrategias para corregir esta conducta y enseñar a sus hijos mejores formas de expresarse.
El portal Healthy Children, asociado a la Academia Americana de Pediatría, ofrece 10 consejos para abordar la agresividad en los niños pequeños.
El primer consejo es enseñarles las reglas de la casa. Los niños aún no conocen las normas, por lo que es responsabilidad de los padres enseñárselas. Además, se recomienda proporcionar un espacio seguro donde el niño pueda jugar con sus juguetes y libros, evitando que acceda a objetos valiosos que podrían resultar dañados.
En lugar de amenazas, es más efectivo reforzar de manera positiva las conductas deseables y enseñar a los niños alternativas para expresar su enojo, como usar palabras en lugar de agredir físicamente a alguien.
Los puntos que se deben poner sobre la mesa con un niño pequeño
Es importante también presentar distracciones saludables en momentos de conflicto, desviando la atención del niño hacia otras actividades o situaciones que puedan calmarlo. Sin embargo, es clave no sobornar al niño con dulces u otros premios para que cambie su comportamiento.
Otro punto crucial es enseñar a los niños a controlarse y a no utilizar la violencia física para resolver sus problemas. A través del ejemplo y la guía de los padres, los niños aprenderán a expresar sus sentimientos con palabras en lugar de comportarse de manera agresiva.
La supervisión es fundamental cuando los niños interactúan con otros, especialmente si se encuentran en situaciones de conflicto. Los padres deben intervenir cuando una pelea se vuelve física y separar a los niños hasta que se calmen. Si la agresión persiste, puede ser necesario poner fin a la actividad.
En lugar de recurrir a la violencia, se recomienda enseñar a los niños a utilizar alternativas a la pelea, como decir "no" de manera firme, buscar un acuerdo o dar la espalda. A través de estos ejemplos, los padres enseñan a sus hijos a resolver diferencias de forma más efectiva y pacífica.
Destacar lo bueno siempre traerá las mejores consecuencias en casa
Es fundamental también elogiar y reforzar positivamente el buen comportamiento de los niños, resaltando cuando se comportan como "personas grandes" y utilizan tácticas no violentas para expresarse.
Si es necesario, poner al niño en una pausa obligada puede ser una opción para corregir su comportamiento. Esta técnica, por supuesto, debe ser utilizada de forma adecuada y siempre acorde a la edad del niño.
Los padres deben ser conscientes de su propia conducta y controlar su carácter cuando están cerca de sus hijos. Ser un ejemplo de calma y tranquilidad ayudará a los niños a aprender cómo manejar sus emociones sin recurrir a la agresividad.
En caso de que un niño muestre una agresividad más allá de lo esperado o frecuente, es recomendable consultar con un pediatra. La asistencia profesional puede ser necesaria para abordar problemas de comportamiento más complejos.