El miedo a volar es un temor común para muchas personas, pero estadísticas recientes demuestran que volar es uno de los medios de transporte más seguros. La tasa de accidentes mortales en el transporte aéreo ha disminuido de 0,27 por millón de operaciones aéreas en 2021 a 0,16 en 2022, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
De acuerdo con los expertos, las turbulencias encabezan la lista de temores al volar. Sin embargo, se enfatiza que aunque puedan resultar incómodas, no representan un riesgo real. Sentarse cerca de las alas del avión puede ayudar a minimizar los movimientos de turbulencia.
Otro temor infundado es el miedo a que el avión explote durante el despegue. Según los expertos, esta creencia no tiene base en la realidad y los ruidos y vibraciones durante el despegue son normales.
Las tormentas durante los aterrizajes nos pueden atemorizar
El aterrizaje, por otro lado, suele ser el momento de menor temor, ya que los pasajeros se sienten aliviados de volver a tierra. Sin embargo, las tormentas pueden despertar miedo durante este proceso.
En cuanto a los mejores asientos para sentir menos los movimientos del avión, no se puede afirmar con certeza que unas posiciones sean más seguras que otras. Sin embargo, un estudio indica que los pasajeros que sufrieron daños menores viajaban en la parte trasera del avión, y las butacas del medio de la fila presentaban un riesgo de mortalidad más bajo.
¿Qué es eso que saben los pilotos que nos puede reducir el miedo a volar?
En relación a la agitación de las alas del avión durante una turbulencia, los pilotos aseguran que es completamente seguro. Las alas están diseñadas para ser flexibles y resistir las turbulencias sin representar peligro.
En caso de que un avión experimente un percance en uno de sus motores, puede seguir volando con el otro motor. Los aviones modernos están diseñados para volar de manera segura con un solo motor.
Durante situaciones de baja visibilidad, los pilotos cuentan con sistemas de aterrizaje instrumental de alta precisión, como el ILS. Estos sistemas proporcionan guías horizontales y verticales para aterrizar con seguridad, incluso en condiciones de poca visibilidad.
Así le caiga un rayo al avión, tú vas a estar seguro
Aunque los rayos durante una tormenta pueden ser impactantes, los aviones están construidos para resistirlos. La estructura del avión compensa el campo electromagnético, evitando que el rayo afecte al interior de la aeronave.
La idoneidad de un aeropuerto para el aterrizaje y despegue depende de factores como la topografía, los vientos y la longitud de las pistas. Sin embargo, los pilotos nunca aterrizarían en un aeropuerto que no cumpla con los estándares de seguridad necesarios.
En cuanto a la seguridad de volar de día o de noche, muchos coinciden en que los vuelos matutinos suelen ser más tranquilos y presentan menos turbulencias. Sin embargo, los vuelos nocturnos pueden tener un pequeño potencial de fatiga de la tripulación y desorientación espacial ocasional, según un ex director de seguridad de la Asociación de Transporte Aéreo.
En resumen, volar es un medio de transporte seguro, y la mayoría de los temores asociados a volar son infundados. Los aviones están diseñados para resistir diversos escenarios y las precauciones de seguridad están en constante mejora para proteger a los pasajeros.
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