El consumo de tabaco continúa siendo una de las causas principales de enfermedad y muerte en el mundo. A pesar de las campañas de prevención y concienciación sobre los peligros del tabaco, todavía hay muchas personas que se resisten a dejar esta adicción.
Las muertes que deja el consumo de tabaco en el mundo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que más de cinco millones de personas mueren cada año a causa del tabaco. Además, esta sustancia es responsable de una amplia gama de enfermedades y discapacidades. Pero el impacto del tabaco va más allá de los problemas respiratorios y cardiovasculares, ya que también puede afectar gravemente la piel.
Estudios científicos han demostrado que la inhalación del humo del tabaco, que contiene alquitrán, nicotina y monóxido de carbono, puede ser altamente tóxica para el cuerpo. Estas sustancias desestabilizan y ralentizan la renovación celular en las capas epidérmicas, lo que impide la regeneración normal de las células.
¿El consumo de tabaco cómo afecta la piel?
El consumo de tabaco aumenta exponencialmente el riesgo de desarrollar cáncer de mucosa oral, como lengua, labio o paladar. Además, las posibilidades de desarrollar metástasis también son mucho más altas en las personas fumadoras.
Pero los peligros del tabaco para la piel no se detienen allí. El consumo combinado de tabaco y exposición solar puede tener consecuencias fatales. Especialmente, el cáncer de piel no melanoma, específicamente el carcinoma epidermoide, es el doble de frecuente en los fumadores en comparación con los no fumadores.
Además, diversas enfermedades dermatológicas pueden empeorar o incluso desencadenarse por el consumo de tabaco. Entre ellas se encuentran la psoriasis, hidradenitis supurativa, pérdida de cabello o alopecia, y múltiples alteraciones en la mucosa oral como pigmentación, engrosamiento mucoso y gingivitis. Incluso se ha relacionado a la exposición al tabaco con el eczema crónico de manos.
La nicotina, presente en el tabaco, tiene un efecto devastador en la piel. Esta sustancia causa envejecimiento prematuro, aumento en la densidad de arrugas y pérdida de elasticidad en la piel. Además, afecta directamente a las células de la piel, disminuyendo su actividad, migración y proliferación. También se ve comprometida la respuesta inmunológica de la piel en los fumadores, lo que aumenta su susceptibilidad a infecciones.
Todo esto se debe a la alteración del flujo sanguíneo arterial en la piel causado por el tabaco, que dificulta la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos cutáneos. Los daños causados por esta sustancia pueden ser irreparables.
Es importante concienciar a la sociedad sobre los efectos perjudiciales del tabaco en la piel, para evitar graves consecuencias para la salud. Dejar esta práctica es fundamental para preservar el bienestar cutáneo y prevenir enfermedades dermatológicas.