Hoy, 7 de diciembre, se celebra en Colombia el Día de las Velitas una festividad que conmemora la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Durante esta fecha, las calles se iluminan con cientos de velitas, en donde los creyentes expresan su gratitud por las bendiciones recibidas durante el año y formulan diferentes peticiones.
El significado espiritual del día de las velitas
Esta tradición católica ha adquirido un significado especial para las familias, quienes aprovechan la ocasión para realizar oraciones por sus intenciones y pedir por la abundancia en sus vidas. Muchos rezan pidiendo un buen trabajo y que Dios bendiga a sus familias con prosperidad.
Es común que en este día, tanto adultos como niños, se unan en un ejercicio de oración y fe. En este sentido, compartimos tres plegarias que pueden guiar este acto de devoción.
La primera oración invita a encender cada vela como una plegaria al cielo, pidiendo a la Santísima Virgen que bendiga a todos los presentes y a los hogares de Colombia. Se busca que, a través de estas velas, se refuerce la fe y se proclamen las grandezas de la madre celestial.
Oración para pedir abundancia en el día de las velitas
La segunda oración confía en la intercesión de María ante su hijo Jesucristo, príncipe de la paz. Se implora la reconciliación y la paz en todos los hogares del país, procurando que las familias vivan en armonía y amor.
La tercera oración se realiza en presencia de los nueve coros de ángeles y de todos los santos, encomendando a la Virgen Santísima el traspaso de nuestros corazones a Jesús. Se busca imitar la vida de los santos, especialmente la de San José, esposo de María.
El Día de las Velitas se ha convertido en una fecha llena de espiritualidad y unión familiar, en la que la luz de las velas representa la esperanza y la fe en Dios. Es una oportunidad para expresar gratitud y pedir por la abundancia en todos los aspectos de la vida.
“¡Virgen Santísima, que agradaste al Señor y fuiste su Madre; inmaculada en el cuerpo, en el alma, en la fe y en el amor! Por piedad, vuelve benigna los ojos a los fieles que imploran tu poderoso amparo. La maligna serpiente, contra quien fue lanzada la primera maldición, sigue combatiendo con furor y tentando a los desventurados hijos de Eva. ¡Ea, bendita Madre, nuestra Reina y Abogada, que desde el primer instante de tu concepción quebrantaste la cabeza del enemigo! Acoge las súplicas de los que, hoy reunidos y unidos a ti en un solo corazón, te pedimos las presentes ante el trono del Altísimo para que no caigamos nunca en las asechanzas que se nos preparan; para que todos lleguemos al puerto de salvación, y, entre tantos peligros, finalmente todos cantemos de nuevo el himno del rescate, de la victoria y de la paz”.
Esta nota fue realizada con la ayuda de Inteligencia Artificial.
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