La hipocondría es un trastorno que preocupa a un gran número de personas, manifestándose como una aflicción por creer que se padece alguna enfermedad grave. Durante la pandemia de covid-19, este problema se agravó y generó aún más ansiedad en la población. Aunque este trastorno no se considera un riesgo para la salud, es importante tratarlo de manera adecuada.
Consecuencias físicas de sufrir de hipocondría
De acuerdo con expertos, la hipocondría puede derivar en cuadros reales de estrés, como complicaciones en el aparato digestivo y alzas en la presión arterial. Además, los trastornos mentales, como la ansiedad, pueden empeorar con el tiempo si no se reciben tratamientos adecuados.
La hipocondría afecta principalmente a los seres humanos, sin pruebas científicas de su presencia en otras especies. Se caracteriza por interpretar erróneamente las sensaciones corporales y tener una preocupación constante por padecer una enfermedad grave sin un diagnóstico médico. Aunque dejó de clasificarse como un trastorno, en el manual diagnóstico actual se introdujeron dos nuevos conceptos: el trastorno de síntomas somáticos y el trastorno de ansiedad por enfermedad.
Las raíces de la hipocondría podrían encontrarse en la infancia, donde las experiencias personales o de familiares pueden influir en creencias disfuncionales sobre la enfermedad. Los efectos de este trastorno en la salud pueden ser significativos, llegando a afectar la calidad de vida de las personas. La ansiedad puede alcanzar niveles tan altos que las personas se vuelven incapaces de realizar tareas cotidianas e incluso pueden quedar confinadas a una silla de ruedas.
El deseo obsesivo de monitorizar y autodiagnosticar los síntomas puede llevar a la automedicación, lo cual es peligroso y puede exacerbar la ansiedad, así como desencadenar problemas físicos graves. Por esta razón, es esencial evitar tratamientos no indicados por un médico.
¿Cómo mejorar tu calidad de vida si eres hipocondriaco?
Ante los efectos negativos de la hipocondría, existen terapias disponibles para detener su avance. Enfoques más recientes abordan este trastorno como un trastorno de ansiedad por enfermedad, lo que implica la participación de profesionales de la salud mental y médicos especializados. Estos nuevos tratamientos también buscan prevenir la automedicación.
Las terapias cognitivo-conductuales son una de las opciones más utilizadas para tratar la hipocondría. Estas terapias incluyen la reevaluación y cambio de patrones de pensamiento relacionados con este trastorno, permitiendo a las personas comprender de manera más realista la salud y la enfermedad, y aprender a controlar sus preocupaciones y ansiedades de manera efectiva.
Además de la terapia, es esencial promover la importancia de la educación en salud y buscar información a través de fuentes confiables. Evitar la automedicación y el autodiagnóstico puede marcar la diferencia entre una mayor calidad de vida y el desarrollo de enfermedades en el futuro.
Esta nota fue realizada con la ayuda de Inteligencia Artificial.
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