En la temporada más feliz del año, pero también la más nostálgica para otro grupo de personas, los villancicos juegan un papel primordial en las sensaciones de quienes escuchan. ‘A la nanita nana’, ‘Los peces en el río’, ‘Mi burrito sabanero’ o ‘Antón tituriruriru’, son algunas de esas melodías que inmediatamente transportan a la gente a un estado de ánimo particular.
Esa relación música/cerebro confabula de manera extraña y particular para generar una conexión exclusiva que activa las neuronas y predispone a un estado de alegría.
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El reconocido neurocientífico Peter Vuust, indica que "una de las cosas fundamentales que hacen que la música funcione es el modo en que esta juega con nuestro sentido de la expectativa, a menudo subconsciente".
Resulta que las melodías y sonidos navideños, musicalmente hablando, tienen acordes propios que actúan como patrón característico en la mayoría, por no decir todas. Ese es el re menor 7 bemol 5".
"Los acordes menores son nostálgicos o incluso lúgubres; se espera que algo bueno llegue a su fin. Eso constituye un sólido sentimiento navideño. El re menor 7 bemol 5 es un acorde diatónico que casi tiene textura -como una manta caliente que huele a canela y cardamomo-", analizó el experto musical.
No necesitamos ser graduados en música o expertos en ese hermoso y complejo arte para que nuestro cerebro aprenda a leer las melodías y a predecir, incluso, el desenlace de las mismas. Según Vuust, los seres humanos venimos dotados de conocimiento instintivo, el cual permite entender y discernir cuál nota sigue a continuación de la otra o, cuál es el siguiente acorde de esa canción que nunca hemos escuchado.
Lo realmente impresionante es entender cómo funciona nuestro cerebro con aquellos villancicos tan famosos y populares en la tradición colombiana. La razón por la que una persona cree que ciertas canciones son reconfortantes o nostálgicas, se debe a que esas notas y acordes reposan en la zona del cerebro que confía y está convencido de que así debe ser.
Vuust explica este complejo pensamiento y lo desmenuza para que podamos entender de forma práctica porque generamos esos sentimientos frente a la música navideña. "Conscientemente pensamos que la música suena a Navidad. Pero en realidad son las vibraciones felices de nuestro cerebro felicitándonos por una predicción acertada. Y lo que vemos con el éxito de estas canciones es que la letra no juega un papel decisivo en la forma en que percibimos emocionalmente la música; la melodía All I want for Christmas está formada por notas musicales capaces de evocar calidez y una profunda unión a la Navidad. Los sonidos que nos rodean importan mucho más de lo que pensamos, ya que moldean activa