La tricotilomanía, un trastorno obsesivo compulsivo que provoca el arrancamiento compulsivo del pelo, es una condición que afecta a un gran número de personas. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales de la American Psychiatric Association (APA), conocido como DSM-5, la tricotilomanía se considera un subtipo de trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Tricotilomanía: ¿cuál es la causa de este transtono obsesivo compulsivo?
Esta manía puede presentarse en hombres y mujeres, pero con diferencias en cuanto a las áreas del cuerpo donde se arranca el pelo. Los hombres tienden a arrancarse pelos de cualquier parte del cuerpo, mientras que las mujeres se centran principalmente en la cabeza.
La tricotilomanía puede desarrollarse a cualquier edad, desde la infancia hasta la vida adulta, y suele estar relacionada con altos niveles de estrés y ansiedad.
¿La tricotilomanía cómo se manifiesta y cuál es su causa?
Hasta hace algunos años, la tricotilomanía se consideraba una enfermedad crónica, con tratamientos limitados y efectos poco satisfactorios. Pero gracias a los avances en la farmacología y la psicoterapia, el éxito en el tratamiento de esta condición ha aumentado considerablemente. La terapia cognitivo-conductual se ha convertido en el enfoque principal para tratar la tricotilomanía, aunque lo más difícil es que los afectados soliciten ayuda y sigan el tratamiento indicado.
Es importante destacar que la tricotilomanía no solo se limita al arrancamiento del propio pelo, sino que también puede manifestarse en el arrancamiento del pelo de otras personas, objetos o prendas con hilos que se asemejen a pelos. Estos actos proporcionan al paciente una sensación de alivio y satisfacción similares a los que experimentan cuando se arrancan su propio pelo.
En la actualidad, aproximadamente el 70% de los casos de tricotilomanía logran una mejoría significativa con el tratamiento adecuado. Es fundamental concientizar sobre esta condición y fomentar la búsqueda de ayuda profesional para aquellos que la padecen. No hay que sufrir en silencio, ¡hay soluciones para la tricotilomanía!
