El viernes 11 de octubre, el Parque Los Fundadores se llenó de magia y emociones cuando Nico Hernández subió al escenario en el Festival Llanero de Villavicencio. Su interpretación fue más que una simple presentación; fue un homenaje a la cultura llanera, una carta de amor a su tierra.
La noche que Villavicencio cantó al ritmo de Nico Hernández
En el aire de la ciudad, la música se entrelazaba con la brisa cálida, como si los mismos Llanos orientales susurraran las melodías de antaño. La multitud, expectante, aguardaba ese momento donde la historia y la música convergerían.
Nico Hernández no decepcionó. Con su voz, encendió las almas de todos los presentes al entonar "Cómo no voy a decir", un tema que evoca el orgullo de pertenecer a esta tierra, que honra a los grandes de la música llanera como Luis Silva.
El eco de las cuerdas del arpa y el cuatro acompañaba las palabras de Hernández, quien cantó no solo con la voz, sino con el corazón. A su lado, el público, en una especie de comunión colectiva, coreaba cada verso, recordando que, en Villavicencio, el llano no solo es una extensión de tierra, sino un latido constante en el pecho de sus habitantes.
Nico Hernández y su noche de grandes encuentros
La presentación de Nico no fue solitaria. Esa noche, el escenario se llenó de estrellas del folclore llanero. Walter Silva, una leyenda viva del género, compartió tarima con Hernández, regalándole al público momentos de música pura, de esas que se viven una vez y se recuerdan para siempre.
Los K Morales, con su inconfundible estilo, trajeron la fusión de sonidos que ha logrado conquistar a nuevas generaciones, y entre todos crearon una velada que será difícil de olvidar.
Cada artista aportó su sello, pero fue el canto de Nico Hernández el que resonó como un grito de pertenencia, de amor a la tierra, de nostalgia y futuro. Su energía, combinada con el talento de los otros exponentes, hizo que el Parque Los Fundadores vibrara hasta bien entrada la noche.
El Festival Llanero no es solo música, es el reflejo de una cultura que se resiste a desaparecer, que se reinventa y se fortalece en la voz de artistas como Nico Hernández. En cada acorde, en cada palabra, se rindió homenaje no solo a Villavicencio, sino a todo el llano, esa vasta extensión que ha sido musa y refugio para tantos.
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