Si por algo se caracteriza la presentadora Melína Ramírez ante los ojos de Colombia es por su innegable belleza y sensualidad, por su carisma, talento y sobre todo, por el anorme amor que derrocha por su hijo Salvador, fruto de su pasada relación con el deportista antioqueño Mateo Carvajal. Misma que aunque llegó a su fin tras pocos meses de nacido su bebé, mantiene una sana y amigable comunicación, según lo han dejado saber ambos en diferentes dinámicas.
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Desde luego, ambos rehicieron su vida: Mateo por su parte disfruta de una relación de más de un año con la modelo y empresaria de Medellín, Stephania Ruíz. Melína Ramírez como bien informamos meses atrás, está actualmente comprometida con su novio de más de un año, el actor Juan Manuel Mendoza.
Desde entonces, las publicaciones y cercanía de la valluna con la familia de su prometido son cada vez más constantes y como muestra de ello, estarían sus más recientes historias donde confirmó su estrecha relación con sus suegros, quienes le pidieron incluso que de manera temporal cuidaran a su mascota "Urs", un perrito del que ella y Salvador se mostraron locamente enamorados.
Melina y Salvador derriten de amoir las redes
La presencia de esta mascota en casa sirvió para que la también empresaria presumiera en sus redes sociales personales una serie de historias bastantes enérgicas junto a su hijo, quienes al ritmo de la "bamba" bailaban, sonreían y disfrutaban junto a la mascota, momento que definió Melina como uno de sus mejores planes. También aprovechó para exteriorizar sus ganas de tener un perrito en casa.
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Vean estoy feliz con Urs, no se imaginan, sobre todo Salvador como pudieron ver, ¿cierto que estás feliz con Urs?...pregunto Melína, a lo que su hijo le respondió que no, mientras se le montaba encima e intentaba hacerle todo tipo de juegos mientras esta intentaba interactuar con sus seguidores.
Entre risas y ternura, la presentadora contó que ese bello perrito era de su suegro, quien se lo había prestado por unos días, sin embargo, dejó claro que si por ellos fuera, se quedarían con la mascota para siempre.
Culminó su carrete, mostrando las explicaciones que le daba Salvador a sus juegos, diciéndole que era una broma, a lo que esta reaccionó entre risas y caras enamorada por las ocurrencias diarias de su bebé.
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