Cuando el arte trasciende el simple entretenimiento, es capaz de tocar las fibras más profundas de la sociedad. Así es como Kany García, la voz cálida y poética de Puerto Rico, y Rawayana, la banda que refleja la frescura del sonido venezolano, se encuentra por primera vez en una canción que ilumina el oscuro panorama de los problemas eléctricos en el Caribe y Latinoamérica.
“La Culpa” es un manifiesto musical con una esencia única, que habla tanto de precariedad como de la fuerza que emerge ante la adversidad.
Con un acompañamiento de plena puertorriqueña y una lírica de protesta, el sencillo llega a oídos y corazones para recordar que la música puede ser el grito compartido de los pueblos.
“La Culpa”: un mensaje de Kany García y Rawayana para Latinoamérica
Con “La Culpa”, Kany y Rawayana transforman una realidad compleja en una experiencia sonora que evoca el latido de las calles de Puerto Rico y Venezuela. Este tema, que toma vida en ritmos caribeños, va más allá de los acordes y las letras, exponiendo un mensaje claro sobre la fragilidad de los sistemas eléctricos y el impacto que tiene en la vida cotidiana de millones de personas.
Es una invitación a reflexionar desde lo sonoro, donde la percusión y los acordes logran poner en palabras aquello que muchas veces queda en silencio.
El ritmo de plena puertorriqueña se despliega a lo largo de la canción como una alfombra sonora que invita a transitar por emociones complejas. Mientras Kany y Rawayana intercambian versos, el tema cobra fuerza y profundidad, convirtiéndose en una crónica cantada que habla de los efectos de los apagones, la incertidumbre y la persistencia.
Kany García y Rawayana alzan “La Culpa” como himno de resistencia
En sus voces, la denuncia se convierte en arte y la vulnerabilidad en música, tejiendo un himno que lleva en cada compás la historia de aquellos que, en medio de la oscuridad, encuentran formas de seguir adelante.
El lanzamiento de “La Culpa” no solo trae una nueva canción, sino también un video que enriquece la narrativa. Cada escena se convierte en una ventana hacia las vidas que este problema toca de manera tangible.
La estética visual logra capturar los detalles cotidianos, la lucha silenciosa de quienes, a pesar de la precariedad, continúan buscando formas de resistir. El video acompaña al espectador por barrios y lugares donde la electricidad es un bien inconstante, mostrando la capacidad de adaptación y la fortaleza de sus habitantes.
Con un lenguaje visual que refleja la crudeza de la realidad, el video se convierte en el complemento perfecto de la canción. Las imágenes cuentan una historia que atraviesa fronteras y deja ver la fragilidad de un sistema al que, en más de un sentido, se le fue la luz.
A través de una dirección que cuida cada ángulo y color, el mensaje de “La Culpa” llega con la contundencia de una verdad irrefutable y la belleza de una poesía visual que transforma lo cotidiano en símbolo.
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