Alejandra Valencia, la hija de la querida humorista colombiana Fabiola Posada, conocida como La Gorda Fabiola, se encuentra en un proceso de sanación tras la pérdida de su madre. En un emotivo relato, Alejandra Valencia abrió su corazón sobre los últimos instantes de vida de la reconocida comediante, recordando minutos que reflejan el profundo amor que compartían.
Hija de La Gorda Fabiola la recuerda con cariño
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“Mi mamá fumaba muchísimo”, inicia Alejandra, recordando una época de su juventud “No sabía que yo fumaba, pero un día decidí decirle. Cuando me vio, se desmayó de la impresión”, cuenta entre lágrimas, evidenciando la complicidad y el amor que existía entre ellas.
Alejandra siempre estuvo atenta a la salud de su madre, quien enfrentaba problemas relacionados con su obesidad y otros temas de salud. “Era la que más pendiente estaba”, dice Alejandra, al tiempo que revela que su esposo también se preocupaba por el bienestar de Fabiola. “Él me decía que debía llevarla al médico, que había muchas alertas. Me desesperaba porque ella no quería ir”, añade.
Recordando el momento en que llevó a su madre a la Clínica Colombia, donde finalmente se diagnosticó que Fabiola sufría de desnutrición. “Pensé que era algo psicológico, pero era mucho más grave (…) pero no sabía que había una bacteria involucrada”, explica.
Fabiola ingresó al hospital el 17 de septiembre, justo un día antes de su cumpleaños. Alejandra relata cómo la cuidaba, abrazando sus pies fríos y rogándole que se recuperara. “Ella me dijo que todo estaría bien, que Polilla (su esposo) vendría por ella al día siguiente”, recuerda con nostalgia.
Recordando la muerte de La Gorda Fabiola
Desafortunadamente, la situación se tornó crítica. “A las 3:00 de la mañana, nos dijeron que no estaba respondiendo a los tratamientos”, confiesa. Alejandra comparte el dolor de recibir la noticia de que su madre estaba en una falla multiorgánica y que lo mejor que podían hacer era orar.
“Fue una muerte bonita, rodeada de amor. Le dimos las gracias por todo lo que hizo por nosotros”, concluye Alejandra, recordando a su madre como una mujer valiente y generosa que dejó una huella imborrable en sus vidas y en el corazón de Colombia.
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