La creadora de contenido digital y modelo profesional Jenn Muriel se mostró durante varias semanas disfrutando de unas increíbles vacaciones en playas mexicanas junto a su familia, al mismo tiempo que su expareja Yeferson Cossio se marchó del país para establecerse por tiempo indefinido en Tokyo, Japón.
Te puede interesar: ¿Qué significa? El tatuaje de Jenn Muriel que sembró dudas en redes
Ahora, tras varios días de sol, mar y arena, la joven influenciadora volvió a su hogar en Medellín en donde comparte su espacio con varios perritos que ha rescatado a lo largo del tiempo, pues recordemos que esta era una de las tantas cualidades que compartía con Cossio, ya que ambos suelen realizar diversas obras sociales a favor de animalitos desamparados.
Hace pocas horas, a través de las historias de su cuenta oficial de Instagram, en donde acumula más de seis millones de seguidores, la influenciadora compartió cómo fue su recibimiento por parte de sus mascotas al volver de México.
Según se puede ver en el audiovisual, cuando la joven abrió la puerta de su casa, varios de sus perritos salieron emocionados a saludarla, en especial Ricardito, uno de los primeros perritos que adoptó junto a Yeferson.
Y es que este canino en especial, es uno de lo más consentidos por ambos influenciadores, a tal punto que hace un tiempo atrás, anunciaron que Ricardito tendría su propia cuenta de Instagram con fines benéficos.
“Yef, con Ricardo llegué a un acuerdo, le dije que él es bebé y que nunca le va a faltar nada, pero él quiere trabajar… Entonces acordamos que puede trabajar y el 100 % de lo que gane lo va a dar a perritos que no cuentan con su misma suerte”, expresó en aquella ocasión la creadora de contenido digital.
JENN Y EL AMOR POR LOS ANIMALES
Recordemos que hace un par de meses, la modelo tuvo un noble gesto con los perritos abandonado de La Guajira, quienes por no contar con atención veterinaria siguen multiplicándose y aumentando la ola de caninos callejeros en el territorio, que además se destaca como uno de los más necesitados del país cafetero.
Para contrarrestar esta cifra, la antioqueña se unió con una fundación canina que le ayudara a atender las necesidades de estos animalitos y a esterilizarlos. Fiel a su palabra, fue mostrando progresivamente las jornadas de trabajo, donde ella no solo patrocinó los servicios veterinarios y todos los gastos del equipo profesional, sino que también se puso la camiseta para trabajar en carne propia y ayudar con esta labor.