En la casa de Alto Pino nacerá Leandro Díaz, un jovencito que marcará el destino de la música vallenata, pero su llegada causará un gran impacto y desprecio por parte de Onofre Duarte, su padre, quien al ver que su hijo nació ciego comenzará a humillarlo por su condición. Este hecho traerá una vida de dolor y esfuerzo para el pequeño Leandro.
Además, a Onofre no le bastará con despreciar a su primer hijo y por eso, decidirá convencer a Arturo Díaz, su hijo menor, de que Leandro solo por ser ciego es una deshonra para la familia.
Por esa razón y siendo Arturo tan pequeño, empezará a alejarse de Leandro y a juzgarlo por su ceguera.
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Sin embargo, algo que caracterizará al pequeño Leandro será su manera de ver la vida a través de los ojos del alma, y también su gusto por la música que surgirá a temprana edad por herencia de su abuelo, el reconocido acordeonero José Luis Díaz, quien además se encargará de enseñarle a Leandro que se puede valer por sí mismo en cualquier circunstancia de la vida.
Los inicios de Leandro en la música
A sus siete años, Leandro empezará a notar un particular gusto por la música y en especial por el vallenato, por esta razón el pequeño artista logrará percibir la vida de una manera distinta por medio de la poesía y de las melodías de este maravilloso género musical.
Cabe resaltar que, Leandro sorprenderá a todos sus allegados luego de que escuchen su auténtica voz. Al cantar junto a su abuelo, los acordeoneros se darán cuenta que Leandro nació con un gran don.
Por una parte, Leandro comenzará a sentirse despreciado por su hermanito Arturo, quien constantemente le recalcará que es ciego y que por eso no puede disfrutar de los paisajes, ni de la vida.
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Por otra parte, estos acontecimientos de desprecio traerán a Leandro momentos de tristeza en su vida, pero, también lo harán forjar un carácter fuerte. Siendo así, el pequeño no se dará por vencido y empezará a reconocer su valor como persona, a valorar su gran talento y a encaminarse en el sendero de la música.