La relación entre la tía Alison (Juliette Pardau) y el abogado de familia Gustavo (Rodrigo Candamil), quien trabaja en el instituto que defiende los derechos de los niños y en un inicio de la historia quería quitarle la custodia de sus sobrinos a la tatuadora, dio otro paso en el capítulo que vimos este miércoles 9 de agosto.
Y es que, luego de que la prestamista del barrio falleciera en la funeraria de Agatha, dejándola a ella y a su amiga Alison muy preocupadas, la sobrina menor de la tatuadora, Luisiana, vio el cadáver y tuvo un momento traumático que Alison no supo cómo manejar, pues la niña empezó a tener pensamientos sobre la muerte que la preocuparon.
En vista de que no sabe cómo manejar esta situación y, además, tiene que lidiar con la muerte de una mujer, que le había prestado mucho dinero, en su propia casa; Alison decide llamar a Gustavo, quien se ha convertido en su ángel de la guarda, para saber si pueden hablar de su sobrinita.
Gustavo sigue saliendo a socorrer a Alison por sus problemas con sus sobrinos
Gustavo, quien está lidiando con sus propios problemas personales por el error que le acaba de confesar su novia y jefe, Lorena (Manuela González), no sólo le contesta, sino que accede a tener una cita con ella para ayudarle.
Al principio, fue él quien indicó en qué restaurante podían verse y, cuando Alison se queja de los precios del lugar, acepta irse para algún sitio que ella le recomiende, por lo que llegan a una especie de discoteca con varios ambientes en la que decidieron ubicarse donde ponen música romántica para poder hablar.
La tía Alison tiene una gran noche con el abogado Gustavo
Luego de acordar que Luisiana debe hablar con una psicóloga para que esté bien, Gustavo le revela a Alison que sí está teniendo problemas en el trabajo y ella le dice que la mejor cura para su amargura es el baile, por lo que los dos se paran de sus sillas y viven una noche muy divertida y con la música que más les gusta a los dos.
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