Si algo siempre va a quedar difícil es conversar a las abuelas de que algo no está pasando, mucho más si esa abuela es doña Dolores, quien siempre, con sus palabras y sus indirectas logra descubrir eso que alguien pueda estar escondiendo.
Es por eso que su visita causó impacto en Emma, primero porque no se la esperaba, y segundo porque cada una de sus preguntas ella perdía el control y hasta no sabía si sus palabras le daban más pistas a lo que ella estaría sospechando.
Y es que Emma está en embarazo, pero no queire que nadie se entere, mucho menos los miembros más importantes de su familia, su abuela Dolores y su papá Horacio, (Jorge Enrique Abello) pues ella es para ellos la “única que no los ha defraudado”.
Las dudas de doña Dolores
Pero su abuela, como buena abuela, decidió irse hasta su cuarto y preguntarle sobre cómo se sentía, saber si tenía síntomas puntuales y luego de que Emma le respondió, ella le aseguró que sí se sintió cuando salió en embarazo, pero que claramente ese no era su caso.
Luego, doña Dolores fue a la cocina a saber qué le estaban preparando a su nieta, todo esto para controlar que por la comida con más condimentos y más ella no se fuera a poner peor. Pero se enteró que le darían sopa de pajarilla, un alimento que según doña dolores solo se le da a las embarazadas y a los anémicos. Todo esto lo dijo entre risas, porque para ella su nieta no está ni cerca de un embarazo, aunque este sería el deseo mejor cumplido para ella, pues considera que las mujeres deben casarse, hacer familia y dedicarse a sus hijos.
Las interrogantes latentes de Emma
Todo esto es precisamente lo que no ha querido Emma en toda su vida y por más razón no se ve en esa faceta, por el contrario, se ve cumpliendo sueños y metas y logrando ser una gran arquitecta, como lo ha sido su papá, que para ella es su mejor referente.
Sin embargo, hasta ahora no se sabe qué decisión tomará Emma, pero lo que sí se sabe es que ella tiene muchos ejemplos de ser madre y salir adelante, de ser mamá y continuar con esa vida y esos sueños y no, no se ve gris ni imposible.
Emma quiere pensar bien, pero al mismo tiempo se refugia en su mamá para que la ayude a que nadie más sepa de su situación, de que no quiere comentarios, y tampoco quiere defraudar a nadie, menos a su padre, quien la tiene, a comparación del resto de sus hermanos, en un pedestal.
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